Justo al norte de Altdorf, no lejos del pueblo de Frederheim, el culto de Shallya mantiene un hospicio. Detrás de sus imponentes muros, las almas atribuladas reciben socorro y unos pocos afortunados encuentran un respiro.
Sin embargo, no es así para uno de sus habitantes, que es incansable en su misión de compilar un registro que sobreviva al mundo: sus Archivos del Imperio.